martes, 2 de abril de 2013

Martha Ospino Cursio, Una prueba de valentía y fe.


“Soy como soy, simplemente, las cosas que hago las hago con amor y siempre tengo una sonrisa cada día.”, este es el secreto que Martha Cecilia Ospino Cursio aplica para ser tan querida entre los Directivos, Instructores y Aprendices del SENA. Ella no tiene límites, y aunque sufre una incapacidad física, no deja de lado el anhelo de recuperarse, “nunca he perdido la fe y la esperanza en Dios…”, afirma con gran convicción.


Instructora del Programa de Cosmetología y Estética Integral en el Centro de Integración Popular de la Regional, esta mujer de 37 años ha dedicado a la Institución 7 años en los que ha impartido formación en municipios y en diferentes localidades de la ciudad de Santa Marta.

Oriunda de Tenerife – Magdalena, criada en el seno de una familia constituida por sus padres y 8 hermanos, su infancia estuvo llena de amor y unión de los cuales atesora recuerdos hermosos; recuerdos de juventud que no guardan resentimientos ya que por cosas del destino, encaro la situación más difícil de su vida estando muy joven, no volver a caminar.

Martha nos cuenta con voz entrecortada ese fatídico día en el que hace 17 años sufrió un accidente automovilístico en compañía de unos familiares en la ciudad de Barranquilla, consecuencia de ello su discapacidad. “Los médicos al principio no me dieron muchas esperanzas, pero la fe en Dios y mi deseo de salir adelante me ayudo a conseguir lo que hasta ahora he logrado”, muy conmovida narra aquellos instantes de angustia y como a pesar de vivir momentos muy duros, califica su proceso como satisfactorio, “Ha sido un proceso muy lento en el cual he ido quemando poco a poco etapas… ya he podido llegar a mover mis piernas y desplazarme con la ayuda de un caminador…, uno tiene que llegar a aceptar las pruebas que la vida nos da.”


Su carisma y su interés por enseñar la llevaron a presentar un proyecto en la Regional para suplir la necesidad de formación en el campo de la cosmetología y estética en el SENA Magdalena, ya que en aquella época no existía el programa, de esta manera se vinculó a la institución con cursos cortos dictados en las comunidades de la ciudad, llegando hoy gracias a su entrega y profesionalismo a tener su propio grupo de aprendices en formación titulada, en un ambiente de formación completa y especialmente dotado para el desarrollo y aprendizaje de esta actividad profesional, ubicado en el barrio María Eugenia en el Centro de Integración Popular, perteneciente al Centro de Logística y Promoción Ecoturística del Magdalena, Centro que desde el principio le abrió las puertas a Martha haciendo hoy realidad ese proyecto con el que llegó hace más de siete años.


“El SENA ha sido una experiencia maravillosa de vida, que no solo me ha hecho crecer como persona sino como profesional, yo le agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad de estar aquí, a los dirigentes que me abrieron las puertas, porque este trabajo ha traído muchas bendiciones a mi vida.”, afirma esta mujer que con tenacidad se ha robado los corazones de sus aprendices y de toda nuestra comunidad que la buscan siempre para robarle una sonrisa y compartir con ella, “la gente ve el esfuerzo que hago y mi deseo de salir adelante y de hacer las cosas bien.”

Ella dice ser feliz, el apoyo de su familia y Dios como su mejor aliado, amigo, padre y esposo, la ha llevado a tener su proyecto de vida muy claro, imparte formación y ejerce su profesión en un consultorio particular que ha venido desarrollando poco a poco con gran persistencia y entrega.

Martha concluye su relato con palabras certeras de entrega y valentía, ya que su fe ha moldeado su carácter, siendo un gran ejemplo de coraje y superación, “se hará lo que Dios desee, le pido a Él que sea quien me conduzca en el camino que debo que seguir siempre.”