“Soy baja de estatura, pero de
espíritu soy grande…” Esta es la mejor descripción que en sus propias palabras
podemos hacer de Catalina Gil Dingula, una Instructora SENA perteneciente a la
etnia Kogui – Arsaria, que con 46 años de edad, enseña el bellísimo arte de la
elaboración de mochilas autóctonas Kogui.
Ella desde el año 2006, hace
parte de nuestra institución, “para mí es muy lindo e importante lo que yo
trabajo, a mí me gusta tratar con la gente, tener su cariño”, nos cuenta
entusiasmada sobre su labor de enseñar, en donde lo más importante que
transmite a sus aprendices es a abrir el corazón.
Catalina fue criada en la Sierra
Nevada de Santa Marta por su abuela Elizabeth Nolabita, y aunque no sabe leer
ni escribir, le da gracias a Dios porque le dio el maravilloso don de aprender,
“mi abuela me capacitó en muchas cosas lindas, aprendí en caminos, ríos, en
diferentes sitios, y lo más valioso que tengo es mi mente”.
Esta mujer a pesar de su estatura
– 1 metro con 8 centímetros – fue capaz de hacer una vida normal, tiene una
hija de 23 años y dos nietos de 8 y 5 años de edad; nada le queda grande, ella
nos cuenta que su físico fue consecuencia de un accidente producto de la
envidia a sus 17 meses de nacida y que no perdió la vida gracias a la
intervención divina de Dios, y nos reitera, al conversar con ella, en tono muy
seguro: “a mí no me da pena ser pequeña…”
Su compromiso con la enseñanza es
arraigado en su deseo de compartir con las personas y cuando se le pregunta por
Dios, responde con una sonrisa, “lo único diferente es como nombramos a Dios,
pero todos los creyentes en Él somos iguales.”, y nos comparte su cultura al
hablarnos de SERANKUA, mamo o dios principal que repartió como herencia las
tierras del mundo y las semillas que se tenían que sembrar para poder
subsistir, la Sierra Nevada es casa sagrada y allí comenzó la familia humana,
siendo SERANKUA el primer padre de esta comunidad indígena. “Yo recibo todo
alimento para mí espíritu y le doy gracias a Dios todos los días, Él es mi
padre que me acompaña siempre; la misma conciencia dicta lo que la biblia
expresa…”, analiza ella en su sabiduría, la misma que desea transmitir a
nosotros, sus “hermanos menores”.
Esta gran mujer siente un muy
especial aprecio por la entidad, nos dice que no se quiere retirar del SENA, ya
que gracias a este puede visitar a quien necesita aprender llevándoles su
conocimiento, y a pesar de que no sabe leer, interpreta de forma admirable el
logo símbolo de nuestra institución, “en esa imagen veo unión, la cabeza es la
mente, si pensamos unidos y nos llenamos de buenas cosas, podemos entregar
conocimiento a todos los colombianos, ojala que todos los que trabajamos aquí,
lo podamos entender de esa forma…”, ese es su mensaje a los muchos amigos que
tiene en el SENA, quienes como ella dice, es imposible nombrar a unos pocos
puesto que muchos la quieren y somos
muchos quienes admiramos a Catalina, nuestra “hermana mayor”.