“Soy como soy, simplemente, las cosas que hago las hago con amor y
siempre tengo una sonrisa cada día.”, este es el secreto que Martha Cecilia
Ospino Cursio aplica para ser tan querida entre los Directivos, Instructores y Aprendices
del SENA. Ella no tiene límites, y aunque sufre una incapacidad física, no deja
de lado el anhelo de recuperarse, “nunca
he perdido la fe y la esperanza en Dios…”, afirma con gran convicción.
Instructora del Programa de
Cosmetología y Estética Integral en el Centro de Integración Popular de la
Regional, esta mujer de 37 años ha dedicado a la Institución 7 años en los que
ha impartido formación en municipios y en diferentes localidades de la ciudad
de Santa Marta.
Oriunda de Tenerife – Magdalena, criada
en el seno de una familia constituida por sus padres y 8 hermanos, su infancia
estuvo llena de amor y unión de los cuales atesora recuerdos hermosos;
recuerdos de juventud que no guardan resentimientos ya que por cosas del
destino, encaro la situación más difícil de su vida estando muy joven, no
volver a caminar.
Martha nos cuenta con voz
entrecortada ese fatídico día en el que hace 17 años sufrió un accidente
automovilístico en compañía de unos familiares en la ciudad de Barranquilla,
consecuencia de ello su discapacidad. “Los
médicos al principio no me dieron muchas esperanzas, pero la fe en Dios y mi
deseo de salir adelante me ayudo a conseguir lo que hasta ahora he logrado”, muy
conmovida narra aquellos instantes de angustia y como a pesar de vivir momentos
muy duros, califica su proceso como satisfactorio, “Ha sido un proceso muy lento en el cual he ido quemando poco a poco
etapas… ya he podido llegar a mover mis piernas y desplazarme con la ayuda de
un caminador…, uno tiene que llegar a aceptar las pruebas que la vida nos da.”
Su carisma y su interés por
enseñar la llevaron a presentar un proyecto en la Regional para suplir la
necesidad de formación en el campo de la cosmetología y estética en el SENA
Magdalena, ya que en aquella época no existía el programa, de esta manera se
vinculó a la institución con cursos cortos dictados en las comunidades de la
ciudad, llegando hoy gracias a su entrega y profesionalismo a tener su propio
grupo de aprendices en formación titulada, en un ambiente de formación completa
y especialmente dotado para el desarrollo y aprendizaje de esta actividad
profesional, ubicado en el barrio María Eugenia en el Centro de Integración
Popular, perteneciente al Centro de Logística y Promoción Ecoturística del
Magdalena, Centro que desde el principio le abrió las puertas a Martha haciendo
hoy realidad ese proyecto con el que llegó hace más de siete años.
“El SENA ha sido una experiencia maravillosa de vida, que no solo me ha
hecho crecer como persona sino como profesional, yo le agradezco a Dios por
haberme dado la oportunidad de estar aquí, a los dirigentes que me abrieron las
puertas, porque este trabajo ha traído muchas bendiciones a mi vida.”, afirma
esta mujer que con tenacidad se ha robado los corazones de sus aprendices y de
toda nuestra comunidad que la buscan siempre para robarle una sonrisa y
compartir con ella, “la gente ve el
esfuerzo que hago y mi deseo de salir adelante y de hacer las cosas bien.”
Ella dice ser feliz, el apoyo de
su familia y Dios como su mejor aliado, amigo, padre y esposo, la ha llevado a
tener su proyecto de vida muy claro, imparte formación y ejerce su profesión en
un consultorio particular que ha venido desarrollando poco a poco con gran
persistencia y entrega.
Martha concluye su relato con
palabras certeras de entrega y valentía, ya que su fe ha moldeado su carácter,
siendo un gran ejemplo de coraje y superación, “se hará lo que Dios desee, le pido a Él que sea quien me conduzca en
el camino que debo que seguir siempre.”