martes, 19 de marzo de 2013

“Quién llega al SENA no se quiere ir”.


“El SENA es mi papá…”


Aprendíz, secretaria general, técnico en secretariado general y abogada, ese es el curriculum vitae de Lyl Elaine Díaz Vélez, aseadora de planta del Centro Acuícola y Agroindustrial de Gaira.


Una hermosa historia más de superación que enriquece el recurso humano de la institución. Lyl, una emprendedora mujer que desde hace aproximadamente 17 años llegó al SENA y desde ahí  “no me he querido ir” como ella misma lo dice.

Al preguntarle que es la institución para ella, responde con un brillo particular en sus ojos: “Todo: mi papá, mi apoyo económico, todo lo que yo tengo me lo ha dado el Sena literalmente, porque el tiempo que he estado fuera de él ha sido poco….llegue a los 18 años... y desde entonces estoy aquí” .


Su historia comienza así: “apenas comenzó el año 94, ingresé al Sena como aprendíz en el área de secretariado general, tuve mi práctica aquí mismo en la oficina de tesorería. Después de terminar mi práctica me fui para Cartagena, allá trabajé como secretaria y por motivos familiares regresé a Santa Marta. Conseguí trabajo con la asociación de pensionados del mismo Sena, estando ahí ya tenía mis dos hijos… se presentó la oportunidad del concurso como aseadora, vi la posibilidad de ingresar como funcionaria  de planta, no importaba que fuera en esa área… ya después vería a ver que iba pasando en el tiempo. Así fue que yo me presenté al concurso y aquí estoy”.

En una lucha contra el reloj se volvieron los días de ésta incansable mujer, enfrentándose a las vicisitudes de la vida, siendo madre, estudiante y empleada al mismo tiempo, “en el momento en que ingresé al sena se termina el convenio que éste tenía con la universidad, y me toco de mi cuenta… entraba a las 3 am a trabajar en la entidad, a las 6 cogía para la universidad, a las 8 regresaba al Sena, cuando tenía horario partido a las 11 para la casa, después a las 2 para el  trabajo  otra vez, a las 5 para la universidad, después a las 10 de la noche para la casa, y así al día siguiente lo mismo.” En ese vaivén logró terminar su carrera, y convertirse en abogada.

Madre soltera, que ha sacado a sus dos hijos de 15 y 12 años adelante, no le queda nada grande en la vida, teniendo claro que quiere para su familia y hacia donde quiere ir  “he pasado cosas difíciles en la vida y me han hecho muy fuerte, soy de logros, de metas claras, de objetivos en mi vida, sé lo que aspiro, lo que quiero ver en mis hijos, en mi familia, y trato al máximo de conseguir, de lograr lo que me propongo”.